Mi remedio cuando era pequeño, era muy sencillo. Me decía:
Cuatro esquinitas tiene mi cama,
cuatro angelitos que me la guardan.
La cancioncilla continúa, pero no me se el resto.
Me imaginaba que siempre que me iba a dormir, cuatro ángeles se ponían en las esquinas de mi cama, y velaban mi sueño.
¿Quién me iba a proteger mejor que un ángel?
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