El pasado viernes fui a la piscina con mi hermano. Pasé un martirio. Una mujer me estuvo hablando durante dos horas de la gran experiencia que había supuesto para su hijo (de mi edad) el haber estado un año en Virginia.
Por desgracia, el chaval no ha logrado convalidar todas las asignaturas, y le han quedado dos, entre ellas Lengua.
La mujer (la típica maruja chaletera fantasma rubia teñida que se sujeta el pelo con una pinza y que no mete la cabeza en el agua) no era una completa desconocida. Ya la había visto en un par de ocasiones. Era la vecina de arriba de la Oficina, y la conocimos porque nos hizo tener goteras en el baño por algo de la bañera. Cuando bajó, estuvo todo el rato hablando de lo mucho que le había costado su piso de cuatro dormitorios. Por suerte, mi madre le hizo un buen corte diciendo que nuestro piso también tenía cuatro dormitorios. Fue instantáneo.
Sin embargo, ayer no tenía herramientas con las que contraatacar. Blah Blah Blah (muy Ke$ha). Habló de la gran experiencia que había tenido su hijo, de lo listísimo que era, de lo mucho que les había costado pagar el internado, de lo que se había esforzado para que solo le quedaran dos, de que no iba a poder estudiar hasta el 7 de agosto porque estaba 3 semanas en Virginia, 3 con amigos americanos y algunos días en las casas de sus abuelas, etc.
También mencionó repetidas veces su chalete en la Sierra (El Pantano, al que no habían ido todo el año por respeto a su hijo, que se había pasado todos los fines de semana estudiando), a lo malísima que era la educación de España y lo buenísima de EEUU, de que su marido era el que había tomado la iniciativa, y repitiéndome una más que evidente comparación. Por lo visto, su hijo necesita, al igual que los astronautas, descomprimirse en una cámara de presión (repito lo que me dijo. No sé si los términos son los correctos) y por eso le han concedido este mesecito de vacaciones.
Tampoco es que se vaya a matar en agosto. Su marido le ha dicho que basta con que estudie dos horitas por la mañana, y otras dos por la tarde. El resto, de pachanga. Para mí, estudiar únicamente cuatro horas diarias teniendo dos asignaturas enteritas, me parece poco. Lo contrario que Ciruela (me siento avergonzado por la entrada. Lo siento).
Me lo imagino. El hijo será un pijillo, que se habrá pegado, como poco, un buen restregón con una chavalita bien americana.
Lo más gracioso de todo fue cuando la mujer me estaba pidiendo (indirectamente) los apuntes de Lengua. "¿Los conservas?...míralos a ver... hay gente con muy buenos apuntes". Por suerte, la mayoría se los he pasado a Proteínas. Simplemente dije: "Miraré".
Por la noche, resultó ser que mi madre había alquilado dos pelis en el videoclub. Una de ellas era (redoble de tambores) "Crepúsculo", y la otra "Retorno a Brideshead". Podéis imaginar qué careto se me puso, los que hayáis leído la novela. Pensé "Uuuuuff...".
Vimos esta última, porque mi madre tiene cierta fijación con las películas inglesas de época (la semana pasada vimos "Regreso a Howard's-End"). Me gustó mucho... porque calcaba el libro. Por desgracia, era igual de confuso que éste, pero esclarece mucho la situación, con dos escenitas. Y es que leyéndote el libro no sabes muy bien a qué atenerte, es un libro 100% inglés.
Me disgustó el que no supiese nada más acerca los personajes. Todos se separan y rehacen sus vidas, pero no sabemos cómo lo hacen. Sobre todo, ¿qué es de Sebastian?¿Y de su osito Alloysius?¿se lo llevó a la India?¿quién es el ex-militar alemán que acoge en su casa?
Todas estas cuestiones rondan principalmente entorno a Sebastian, su hermana Julia, y su amigo Charles. Creo que el problema de todo, es el pobre Sebastian, y él mismo lo reconoce, (suspiro).
Pero el único que acaba jodido es Anthony Blanche (no Blanche, sino Blaaaaaaaaannnnnnnnssssssssssshe).
Hay que ver lo desagradable que es Julia, casi tanto como Bella.
Cuanda acabé de ver la peli, empecé a desvariar tremendamente. Era lo de siempre, además de que me sentía solo. Aunque estemos Ciru, Proteínas y yo en Madrid (Chaqui es más un fantasma que otra cosa), no estamos todo el grupo y eso se hace notar terriblemente. Además, cuando yo me vaya al pueblo, todo el mundo estará aquí. No podremos salir como grupo hasta septiembre.
Y es que aunque cuando estamos todos, yo sigo igual de imbécil, no es lo mismo. No se ven las cosas de igual forma, ni mucho menos.
La música que me había descargado no ayudaba mucho, porque era extremadamente deprimente, y me entraron uno de mis ataques de "Miedo-A-Morir". Se me repiten de vez en cuando, como una vez cada trimestre.
Qué felices eran Charles, Sebastian, Julia y Alloysius en Brideshead. Hasta que se fueron a Venecia.
Ya me véis chicos, no tengo ni América, ni Brideshead. Ni Pantano, ni viajes a la República Checa. Solo me tengo a mí, a dos amiguitas, y el iPod.
No entiendo porqué tengo que ser como una montaña rusa. El viernes estaba en uno de mis bajones tremendos, y ahora estoy normal. Pensaba escribir el viernes, por la noche, con mi Nintendo, pero habría sido una de esas entradas de histérica. Lo malo es que ahora queda tan artificial...
Por cierto, el sábado, en Callao, me encontré con los Charles y Sebastian de la actualidad. Iban de uniforme, como en la película, pero adaptado a nuestra época. Fue algo muy en plan "Viernes antes de la semana de evaluación del segundo trimestre".
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