martes, 2 de agosto de 2011

El mayor hijo de puta.

Ésta va a ser la entrada tan larga de la que hablaba ayer. En primer lugar, situémonos.
En la Oficina estábamos mi madre, el Sr. C y yo. El Sr. C lleva en ella desde que la crearon mis padres, y era intimo amigo de mi padre. También tengo que deciros que la Oficina se encuentra en un nicho (vocabulario técnico) muy concreto del mercado, y encontrar especialistas en ello es prácticamente imposible.
El Sr. C cobraba por comisión, en base a los pedidos que se efectuaban. La Oficina, teniendo en cuenta la situación económica del país y que es verano (época del año en la que todo el mundo se toca los cojones a dos manos), anda un poco más floja, pero vamos tirando.
Ayer, el Sr. C, cuando mi madre le iba a dar el dinero del mes, le dijo que tenía que cobrar la nómina del convenio y la totalidad de la Seguridad Social (antes pagaba la mitad, y la otra nosotros), puesto que de lo contrario se marchaba.
Esto le pilló absolutamente descolocada a mi madre. Le dijo que porqué, y el Sr. C reaccionó cogiendo las zapatillas y levantándose bruscamente. Entonces ya salió la desesperación. Mi madre le suplicó que se quedara, y le acabó dando la nómina (tuvo que ir al banco).
Aparte de todo, el Sr. C va a cobrar el trabajo que yo hacía (unos 400-500€), y claro, a cambio lo va a hacer. Se deduce que yo en la Oficina ya no pinto nada.
No se si comprendéis la gravedad de la situación, pero es lo más gordo que ha pasado en tres años (aparte de ese vestigio de mi madre). El Sr. C se ha aprovechado de que él es el que tiene la experiencia en la empresa (a falta de mi padre) para obligarnos a esa nómina. Una nómina que en estos meses nos cruje, pero que él sencillamente responde "Si no podéis, me marcho". Él es el que se encarga del Servicio Técnica y el trato con los clientes, algo fundamental en la Oficina. Yo puedo saber algo de las correas, las distribuciones o los esquemas eléctricos (al menos buscar la consulta en cuestión), pero nadie puede comparar los 20 años que él tiene encima.
Si el Sr. C se va, eso significaría prácticamente el cierre. Deberíamos buscar a otra persona, formarla... Pero requiere eso más tiempo del que aguantaría. El Sr. C ha tomado consciencia de su situación, y ha jugado con ella.
Dice de hacer también mi trabajo... Conocemos al Sr. C, y no es mi padre. Mi padre sí que lo hacía. Siempre volvía a las 22:00h a casa, y se quedaba también los fines de semana. El Sr. C no tiene tanto espíritu de sacrificio, porque él tiene otras ocupaciones: correr, ver el fútbol, etc.
La Oficina se creó un año antes de que yo naciera, en el 92, y hasta hace cosa de 6 años no era oficina como tal. Era un despacho en la casa de Ciudad Los Ángeles (bastante angosto), y otro despacho en la nueva casa a la que nos mudamos al nacer mi hermano. Los pedidos se guardaban en el trastero.
Desde entonces mis padres han estado ahorrando para comprar lo que es la Oficina, que en sus inicios era un bajo sin construir con muchas sillas. Finalmente lo compraron, pero pasaron años hasta que reunieron el dinero como para hacer frente a la obra.
Con todo esto quiero mostraros que la Oficina ha sido mucho esfuerzo común. No hemos arreglado el salón ni la habitación mía por guardar el dinero. Todo lo hacemos nosotros (limpiar y demás), por no subcontratar a terceros, y ahorrarnos ese dinero... Somos muy austeros.
Cuando murió mi padre, a los pocos días estábamos hablando mi madre y yo en la escalera del pueblo. Me preguntó qué era mejor: vender la Oficina y vivir en el pueblo, o marchar a la ciudad y ocupar el puesto de mi padre. Solo habían pasado tres días, y yo, pensando en mi madre, dije de cerrar la Oficina y marchar al pueblo. Allí es donde mi madre tiene su familia y sus amigos de juventud, y pensé que así se encontraría más arropada (decir que yo odio a mi pueblo).
Ahora lo pienso, y me doy cuenta de la barbaridad que dije. Aunque me perdono diciéndome que en aquella época yo no era consciente de lo que llevaba tras de sí la Oficina.
Es por eso que es para nosotros tan importante la Oficina. Mi madre me dijo que la teníamos que mantener hasta que mi hermano y yo acabásemos de estudiar las carreras (repitiéndonos que para mi padre y ella es muy importante la formación universitaria), para que, de no encontrar nada mejor, al menos tener un colchón.
El Sr. C, por ser íntimo de mi padre, estaba al tanto de todo esto. Ante la posibilidad de que la Oficina fuera cerrada antes de lo marcado, mi madre tuvo que salir a la calle tras de ese mamonazo por la tarde, después de unos feroces gritos. Quizás el Sr. C se resguarde en que es la nómina del convenio y que va a hacer mi parte, pero todos sabemos que ha jugado con fuego. Nos ha dado donde más duele, y no hemos tenido más remedio que aceptarlo.
Hablaré ahora del Sr. C . Ayer se excusó en que "necesitaba esa nómina para sobrevivir". Si eso fuera así, y no hubiera hecho chantaje, probablemente la situación fuera diferente. No obstante, también sabemos algo de la vida del Sr. C. Sabemos que en su casa, aparte de su salario, entran cada mes 5000€ (entre su mujer y su hija). ¿Sobrevivir? Ya viven mejor que muchísimos españoles (y que nosotros).
¿Para qué nos asfixia ahora con esa demanda? Por lo visto, ni su mujer ni su hija contribuyen a los gastos de la casa. Lo tiene que pagar todo él.
En este punto, tenemos que decir que el tío es un gilipollas, que estará encoñado con una tía que le sobrepasará. El cabrón ese hace lo que le dice, porque no me explico que el piso que tienen esté a nombre de la mujer, cuando lo pagaban conjuntamente.

Nunca he deseado la muerte a nadie, pero esto es lo más cerca que estoy. Si la vida me da la ocasión de darle donde más duele, la aprovecharé, de igual forma que lo está haciendo el Sr. C. Ha sido un puto lobo disfrazado de corderito.
Ahora mismo estamos esperando a que llegue el gestor de así vacaciones (este viernes), para ponerles al corriente del asunto. Decir que también es gran amigo del Sr. C. Las prisas vienen porque, tras esto, puede sorprendernos de cualquier forma, y tenemos que proteger a la Oficina. Si pide una indemnización, tendríamos que cerrar la Oficina para pagarla (porque va por antigüedad) y entonces mi madre "lo mata" (palabras textuales). Tampoco serán pirueta legales, simplemente lo que hace cualquier empresario con sus trabajadores. Y es que ahora el Sr. C es un trabajador sencillamente. Antes era amigo y casi un socio (aunque no hubiera depositado capital).
Es sorprendente que nos haga esto. Mi madre nos dijo al gestor (también amigo íntimo de mis padres) y a mí que, hasta que el Sr. C no se jubilara, nunca le "dejásemos colgado". Si las comisiones no llegaban a una cantidad, aun así se la daba. Estoy seguro de que una de las razones por las que no se cerró la Oficina (la de menor valía) era por no dejar a un cincuentón de patitas en la calle, porque nadie contrata a gente de esas edad.
Y ahora... Claro, se acabó todo. Y el primero que lo tiene que saber es el gestor. De hecho, ayer le insistí a mi madre que le llamara inmediatamente.

Ayer fue un día terrible. Pobre mi madre... Tener que salir a correr detrás de ese hijo de puta porque hacía el farol de marcharse. Tener que gritar con él y llorar en su cara. Sabemos que de cerrarse la Oficina, saldría perdiendo. La Oficina de ser vendida como empresa nos daría como para vivir de las rentas, mientras que él... ¿Qué haría? Con la situación actual, lo tendría crudo, aparte de por su edad. Pero claro, el objetivo es mantenerla.
Cuando me dijeron que ya no tendría que presentarme en la Oficina desde septiembre, me puse a llorar como un bebé. ¡Dejar la Oficina! Jamás se me habría ocurrido esa idea... Fui yo el que me ofrecí tras los mediocres resultados de una a la que contratamos tras la muerte de mi padre. Al menos, esa mujer me enseñó a usar el FacturaPlus con bastante soltura. Son tres años de ir por la tarde y/o por la mañana. La Oficina es nuestro segundo hogar. Los días lectivos estoy más en el colegio y la Oficina que en mi casa. Es en la Oficina donde he estado estudiando estos años, y donde hemos merendado también.
Y mi hermano... Ayer estuve con mi hermano mientras las discusiones. Al igual que cuando mi padre murió, mi hermano no decía nada. Simplemente estaba pintando a Arale (la de Dr. Slump) en un cuaderno que se compró el sábado. Me preocupa que mi hermano no suelta palabra, y tras hablar con él, simplemente obtuve un "estoy preocupado".

Estoy harto de este mundo. De universidades que no ponen el plazo de las becas en la web hasta que ya se ha pasado (sí, Carlos III, va por ti. Y echaré por tierra en la medida de lo posible el prestigio que tienes); de amigos que rompen promesas; de amigos que te dejan por la diversión; de cabrones que deberían estar muertos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario