viernes, 6 de agosto de 2010

Al Crecer.

Poniendo fin a la tarde, Ciruela y yo regresábamos a casa andando, desde Legazpi. Estuvimos hablando de temas extrañamente maduros, y sin atisbos de bromas o similar.
Por lo visto, Ciru está dispuesta a confesarse, a pesar de que no crea precisamente en el Dios católico. De hecho, ni en los hindúes, ni el musulmán, etc. Tiene su propia concepción de Dios, y ya que el catolicismo es la religión que tiene más próxima, va a dar ese paso, aunque en realidad sea para afirmar su creencia en un Dios universal, que no se encuenrtra descrito en ninguna religión.
Yo no tengo claro qué hacer. En grupos ya ha salido varias veces el tema, y en casa muchas más. Ojalá pudiese creer en algo como Ciru, pero no. Mis objetivos son mundanod, y no los dejo a relucir a nadie más que a mí, y me avergüenzo tremendamente de ello. Ya no queda apenas rastro de mi Yo infantil, cuando estaba en primaria. Sin embargo, creo que debe de ser algo similar a la Pirámide de Maslow, esto es, que si no satisfago las necesidades de primer nivel, no podré conseguir las más elevadas.
Debería de buscarme objetivos como el voluntariado, cosas así. Os puedo engañar a vosotros, y a los demás, pero no a mí.
Son las cosas que pasan al crecer. Cada uno va escogiendo su propio camino.

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