Tedioso viernes por la tarde, que por desgracia no salgo, pero se me presenta un oportunidad para escribiros, lo cual me alegra mucho. Pasad un buen fin de semana.
Pero antes de las despedidas hasta el lunes que viene, voy a hablaros un rato, sino mi conciencia no estará tranquila (ja ja).
Hoy, en la clase de Filosofía, hemos empezado a explicar a Nietzsche, uno de los grandes monstruos de la Filosofía, tal y como lo dice mi profesor. Debo decir que sus ideas me han impactado de una manera como no había hecho otro personaje, ese vitalismo, la defensa de los deseos humanos sin llegar a la autodestrucción mediante los vicios o el daño a los demás, me otorgan una sensación de libertad que pocas veces he sentido. Toda la crítica que hace a la moral platónica y socrática, a su filosofía, a las religiones, etc., es para que el hombre tenga por fin ideas propias y pueda vivir según dicte él, lo cual no es mejor ni peor.
Todo esto conlleva una serie de implicaciones, por ejemplo, negar el Más Allá, e incluso a Dios, Nietzsche lo lleva a su máximo extremo diciendo (a través de su personaje Zaratustra) que Dios ha muerto, y ha dejado un puesto vacante, que puede ocupar cualquier ser humano que llega a la categoría de Superhombre (se ha despojado de la Vieja Historia, de la moral, la religión, y demás ataduras; y sabe lo que quiera), que podemos alcanzar cualquiera de nosotros.
Sin embargo, a pesar de toda esta libertad que proporciona, la sensación de estar comentiendo un sacrilegio al decir que "Dios ha muerto" es tal que apenas quiero repetirla más. No sabemos con certeza si Dios existe o no, se trata de una cuestión de fe, de las creencias de cada uno. Yo me he criado en el seno de una familia cristiana, y asistí a un colegio cristiano durante toda la etapa de primaria, pero nunca he creído ferviertemente.
Más bien estoy dejado de la religión, pero inevitablemente, siempre que tengo algún problema, rezo y suplico. Es algo bastante hipócrita.
Dicen que las religiones surgen como una respuesta del ser humano por el enorme miedo que tiene a la muerte, y es cierto, yo la tengo un miedo horrible. Por desgracia, ya la he vivido cerca, mi padre falleció hace año y medio, y ya de antes tuve una gran crisis cuando tenía 11 años, porque fue entonces cuando me di cuenta de la verdadera magnitud de la muerte. Fue una época horrible, no podía dormir solo, ni estar en la oscuridad, nada. Estuve con ese agobio absolutamente irracional durante todo un verano, terrible, no lo disfruté ni mucho menos.
Por todo esto, a mi me ayuda mucho pensar en Dios, aunque lo hago de una manera muy personal (parecida a Kant), me aporta tranquilidad el pensar que hay algo o alguien que se encarga de recompensar las buenas acciones, y castigar las malas. Cuando estoy solo en una iglesia, pienso con mayor claridad acerca de los problemas.
Aun así, no soy una persona creyente al 100%, más bien agnóstico, la existencia de un ser así es algo que me sobrepasa, ojalá pudiese creer firmemente o negarlo absolutamente, pero no, tengo una constante duda.
Son temas (la muerte, la existencia de un más allá, de Dios, etc.) que nos planteamos todos en algún momento de nuestras vidas. Son cosas que debemos pensar y reflexionar, no debemos dejarlo de lado, hacer como si no existiese, porque sería como encerrarte en una burbuja, pero este fin de semana no, ¡¡que los fines de semana son para disfrutarlos!
Otra vez, que tengáis un buen fin de semana, y que recuperéis fuerzas para el lunes. Aquí me encontraréis, al pie del cañón :D.
Os dejo con esta canción del grupo Save Ferris, interpretando otra de The Dexy's Midnight Runners. ¡Disfrutadla!
muy buena reflexión
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