Después del peligro intermitente de operación y de mi viaje a Roma, solo han hecho falta cuatro días para que la vida en mi casa vuelva a su curso "normal", o al menos, el de hace un par de mesecillos. Ayer por la noche-esta mañana he tenido la Bronca con mi madre (sí sí, con mayúsculas). No os cuento detalles, pero simplemente ha sido una vuelta (más) de tuerca.
Por cierto, este jueves me voy al pueblo (yupi, el mejor lugar del mundo), para encima asistir a una boda, con lo poco que me gustan. Son tan largas, tan aparatosas, tan artificiales, tan estudiadas, tan serias...
Pff, pensaba que el verano pasado había tocado fondo, pero ya lo he rebasado. Pienso para mí "Lo que me hace falta es un polvo" (como les decía a mis amigos), y sonreiría si lo dijera delante de alguien; pero no me hace ni pu*a gracia. Joder, si es que tengo mas claroscuros de los que yo mismo me imaginaba: soy servicial, pero al mismo tiempo egoísta; espiritual con el resto, frívolo conmigo mismo; templado con la multitud, iracundo/depresivo en la intimidad...
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